Nunca había estado antes en las ruinas del monasterio franciscano de La Salceda, eslabón de la Contrarreforma y retiro del cardenal Cisneros. Durante años había visto de refilón los restos de su iglesia entre los árboles, antes de que la N-320, la carretera de Cuenca, cambiara su recorrido y se alejase de Tendilla.
Siempre he tenido curiosidad por ir a visitar estas ruinas y acceder a ellas por una de las sendas o caminos que a buen seguro usaron los frailes. El camino existe, parte del pueblo de Tendilla y nos lleva al pie de las ruinas en algo más de una hora y media de caminata entre pinos, encinas y carrascas.Por PEDRO AGUILAR SERRANO.
Para LEER MÁS CLIK AQUÍ