El agua siempre atrae y sorprende. En nuestro anterior viaje a Albalate de Zorita José María Camarero nos habló de una fuente, ya ubicada en término de Zorita de los Canes, de la que se abastecían los visigodos asentados en la vecina Recópolis. Aunque tenían el río Tajo a sus pies, el agua que consumían bajaba desde la Fuente de la Cueva, con buena lógica, y no subía desde el cauce del río. Transcurría durante varios kilómetros a través de una conducción ingeniosa y cuidada, hasta llegar a la ciudad fundada por Leovigildo. Por PEDRO AGUILAR SERRANO