He de reconocer que mi relación con Puebla de Valles es especial. No por razones de parentesco sino por amistad. Manuel Sanz, el que fuera alcalde durante tantos años, es mi amigo y siempre que puedo me acerco a verle; a él, a Ofelia, su mujer, y a su viejo molino de aceite que ocupa el ochenta por ciento de una vivienda, pensada y construida para conservar los engranajes de la vieja almazara. Por PEDRO AGUILAR SERRANO.
Para leer MÁS