Cada sierra tiene su barranco y su hoz, al menos en Guadalajara así pasa. El más conocido de todos está en Corduente, allá por el Señorío de Molina de Aragón. Pero tenemos otro en Viana de Jadraque. Éste no tiene monasterio, ni sus desfiladeros son tan espectaculares, pero lo que sí tiene es una calle, con placa y todo, como Dios manda. No es tan llamativo, tampoco tiene río, pero las filigranas de sus rocas se prestan a la imaginación y sirven de resguardo a los buitres, como en aquél. Por PEDRO AGUILAR SERRANO.
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