En Guadalajara quedan restos de aproximadamente setenta castillos. De todos ellos, apenas una docena conservan la estructura esencial del edificio. El resto son piedras esparcidas por el suelo, algunas esquinas de sillería que se alzan medio metro o sólo queda una pequeña parte de alguno de los paños de su muralla. El Castejón de Luzaga es una de esas ruinas apenas perceptible, pero en su entorno, como queriendo alejar el olvido, se ha levantado una de las apuestas de turismo rural más interesantes de todo el Ducado de Medinaceli. Para leer más PULSAR AQUÍ