A su paso por nuestra provincia, el río Henares atraviesa paisajes muy variados. Desde la sierra seguntina hasta su llegada a la Campiña, al sur de la capital, su cuenca pinta con tiza de color verde una línea sinuosa entre los roquedales serranos y los hoy amarillentos campos de cereal. Solo las pequeñas motas de regadío se salvan del efecto del sol y de la falta de lluvia. Por PEDRO AGUILAR SERRANO.
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