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Fandiño: Del polvo a la gloria

01FANDIæOFandiño en Guadalajara en la Feria de 2014. Foto: F. Toquero.

Sus primeros años de alternativa fueron duros, pocas corridas escasa repercusión, mucho polvo y poco dinero. En esos momentos se tiró de amigos. La cuadrilla estaba formada por buenos profesionales que arrimaban el hombro para empezar la temporada y esperaban pacientes a los irregulares pagos. Y mientras tanto, Néstor García daba toques a amigos acomodados o a empresarios aficionados para que se implicaran en la carrera de Iván Fandiño.

 Las formas de colaborar eran muy variadas: desde el que directamente prestaba dinero al que ayudaba dando alojamiento en los desplazamientos. También se pedía ayuda a la prensa para que publicaran reseñas de Fandiño o taparan los resbalones.

Su principal fuente para torear fueros los pueblos de Guadalajara y con todos ellos se contactaban para que hicieran un hueco a Iván. Jadraque, Sacedón, Cabanillas, Torija, Brihuega… Todos los pueblos con plaza fija o portátil valían.

04FANDIæOFandiño con la capa en Guadalajara en 2014./ F. Toquero. Fueron años también de ayuda de ganaderos y empresarios de la provincia. Iván, para entonces, ya no vivía en la Calle Constitución de Guadalajara. Se había comprado un chalet adosado en la parte alta de Tórtola de Henares y entrenaba en la ganadería de Saboya de Ciruelas. Era normal verle desde las 6 de la mañana subiendo y bajando cerros por Ciruelas. Carreras interminables, que solo paraba para saludar algún vecino o ayudar en lo trabajos de la ganadería, sobre todo los que se realizaban a caballo.

Las temporadas de Iván eran modestas, aunque le dejaban un pequeño rédito con los que pagar su casa y comprarse un coche. Normalmente se salvaban en Bilbao donde era un fijo en la Semana Grande, allí tomaba aire y se podía medir con la figuras.

Poco a poco la gota de sus triunfos y toreo fue calando, con la ayuda de la televisión, que siempre la tuvo de su lado. Después de Bilbao llegó Pamplona, después el sur de Francia, pero seguía la espina de Madrid, cuatro años de alternativa y no llegaba la confirmación.

Sacedon-fandinoFandiño en Sacedón paseando las dos orejas.Por fin llegó la confirmación en el año 2009, cuatro años para pisar Madrid. La espera mereció la pena. Desde el principio impactó. Un torero clásico pero con arrojo y muy hecho. Empezó a hacer ruido cada tarde que toreó en Las Ventas. Era un clásico de San Isidro, cortaba orejas y dio vueltas al ruedo clamorosas. Pero faltaba algo, algo se resistía, la Puerta Grande de Madrid.

Mientras Madrid le esperaba, comenzaron sus triunfos en Valencia, Pamplona, el Sur de Francia, la veneración de su tierra adoptiva de Guadalajara, donde ya era imprescindible en su feria.


La puerta grande en Madrid, su finca de Fuentelencina

Pero la Puerta Grande Madrid cayó por acoso. Fue una puerta tirada por la afición, que veía a un vasco como torero de Madrid. Fue el 13 de mayo del 2014 tras una tarde llena de emoción, que pasará a la historia, porque Iván con el triunfo en la mano se tiró a matar sin muleta a un gran toro de Parladé. Madrid enloqueció y le llevó en volandas hasta la Calle Alcalá. Ese 2014 fue su año: Alicante, Valladolid, Linares (se alzó con el trofeo Manolete), Huelva, Vitoria, Valencia, El Puerto de Santa María, Ciudad Real, Pontevedra, Soria, Palencia, La Coruña y Guadalajara, donde se encerró en solitario con seis complicados toros de Jandilla a los que cortó cinco orejas, dieron fe de la rotunda campaña. Todos los trofeos de la temporada tenían su nombre.

fandino2Fandiño saliendo de una chicuelina en la plaza de Brihuega. / F. Toquero.Para entonces, las cabezas de toros y sus sueños no cabían en el adosado de Tórtola de Henares y comenzó a buscar un terreno para construir una casa grande, con una plaza de tientas para entrenar y una nave para guardar sus caballos, que están dispersos en fincas de sus amigos. Compró un terreno en Fuentelencina, muy cerca de la ganadería de Antonio González entre la Nacional-320 y el municipio alcarreño al pie de la carretera. Comenzó a edificar su sueño.

Pero en 2015 la moneda iba a cambiar. Y las cañas se convirtieron en lanzas. La campaña comenzó con un golpe en la mesa que quería marcar un antes y un después, no solo en su carrera sino también en el torero. Fandiño se encerró con seis toros de ganaderías duras, muy duras: Victorino Martín, Adolfo Martín, Cebada Gago, Partido de Resina, Jose Escolar y Palha. La plaza llena, con cartel de “No hay billetes” se dio fuera de feria. La primera vez en muchos años. Pero la tarde se truncó y el triunfo se diluyo, toro a toro. Iván estuvo muy bien, pero los toros no acompañaron y el peso de la tarde se hizo insostenible. Pasó San Isidro y la temporada no remontó hasta el final con destacadas faenas en Mont de Marsan, Pamplona, Bilbao, Plasencia y su refugio de Guadalajara.

El 2016 tampoco sería fácil y en su recuperación hacia las ferias tuvo que regresar a las plazas de pueblos. Siempre con dignidad e importancia luchó para demostrar que no estaba muerto y quería volver a rugir. En su Bilbao natal, que le había dado aire, todavía no se le había visto en su mayor dimensión y fue este año cuando lo consiguió. No cortó las orejas, pero su faena tuvo un gran poso. También toreo en la feria de Guadalajara dos tardes y volvió abrir la puerta grande.

Fandino-cogidaFandiño ofrecía siempre todo, y no rehuía el peligro. Cogdio en Guadalajara en 2014, afortunadamente sin consecuencias./ Foto: F. Toquero. En el año 2017 inauguró su casa en Fuentelencina, y allí comenzó alojar a su familia y amigos. También comenzó a explorar negocios ganaderos con su amigo el ganadero Miguel Ángel Pereda a la par que sus negocios inmobiliarios.

Una temporada complicada

Este último año tuvo empezar en su feudo Guadalajara. Una corrida para reivindicarle como tirón en taquilla y torero de garra. Esta vez los toros no le acompañaron. Toreó varias corridas en plazas de poca relevancia, para llegar preparado a Madrid. Las cosas no rodaron en Las Ventas en sus tres tardes y el Madrid que antes le veneraba ahora le exprimía. La temporada era difícil y había que dar la cara en todos los compromisos.

La presión, el desánimo, la dureza de la profesión desembocaron en Aire Sur L’Adour. La corrida de Baltasar Ibán era muy seria, sin excesiva caja pero muy astifina. Una típica corrida del Sureste Francés. Iván estuvo serio y firme con su primero, y el público festivo pero serio francés le premió con una oreja. Fandiño sabía que ese terreno le era propicio y que el triunfo no se le podía escapar. Salió Provechito, nacido en octubre del 2011, negro zaino, marcado con el número 53, escurrido de carnes, zancudo y con cara, cuya lidia correspondía Juan del Álamo. Así que no dudó en dar un quite por marca de la casa, muy ceñido. Una chicuelina y a la segunda sale trastabillado y prendido; el toro se distrae con un banderillero, pero vuelve al torero, le levanta del suelo cogido por el costado.

La cornada es mortal.

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