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Sampedro: ""El Río que nos lleva" es novela social"

Elrioquenoslleva

Fue un día muy especial para José Luis Sampedro porque, según me dijo entonces, era la primera vez que conocía el Tajo más alto, y estaba impactado: "Las cosas son más espléndidas de lo que digo en mi libro". Fue el 15 de agosto de 1984,cuando entre la Junta de Comunidades y el Ayuntamiento de Peralejos de las Truchas organizaron las I Jornadas de Exaltación del Tajo, que tuvieron en José Luis Sampedro al invitado especial.

 

Sampedro no conocía Peralejos de la Truchas, aunque su libro comenzaba allí, porque comenzó los reconocimientos del terreno para escribir la novela en Villar de Cobeta, cerca del monasterio de Buenafuente del Sistal."Fui a Molina y me disuadieron de llegar hasta Peralejos, aunque yo por entonces tenía un buen andar", me contó entonces el escritor fallecido el pasado domingo en Madrid. "Tenía poco tiempo y venía al terreno por vacaciones, cogía una zona y allí estaba quince días tomando notas".

 Sampedro resumió en su experiencia vital el conflicto entre las dos Españas. Comenzó la guerra en un batallón anarquista y la acabó en el bando nacional. Luego se hizo economista, técnico del Banco de Exterior y finalmente catedrático de Estructura Económica. Se definía como un socio-economista, crítico con el modelo neoliberal: "El sistema está hecho para ganar dinero y solo hace falta tener afán y pocos escrúpulos".  

Compaginó su profesión con la literatura, y en 1961 publicó una novela que le vinculó para siempre con Guadalajara, "El río que nos lleva", que a Sampedro se le ocurrió cuando viviendo en Aranjuez conoció por primera vez a los gancheros, esa gente ruda como el pedernal, que pastoreaba maderadas de troncos por el Tajo, aunque curiosamente ellos no eran naturales de la zona sino de Chelva y otros pueblos de la provincia de Valencia. Era en Aranjuez donde los gancheros daban por terminado el viaje y de allí iban los troncos al aserradero. Ni que decir tiene que en el Alto Tajo ni había aserraderos ni carreteras capaces de trasegar los troncos en camiones.

El joven Sampedro se quedó prendado de esos gancheros que se gastaban sus primeras pesetas en las tabernas de Aranjuez: "Eran unos tipos cojonudos", me dijo. Y se puso a escribir sobre ellos.Se inventó una cuadrilla comandada por un tipo singular, el Americano, y en ella metió a una docena de tipos diferenciados, con una intrigante mujer de por medio, Paula. Una novela coral que hizo que Sampedro tuviera que escribir su manuscrito ayudado de un croquis que colocaba en la pared con los personajes, edades, características, complexión, muletilla favorita, sus enemigos secretos y preocupaciones.

Algumos consideraron la novela como un libro de viajes al estilo del "Viaje a la Alcarria de Cela", lo que a Sampedro le llegó a molestar. Así me lo dijo: "Es una novela deliberadamente social, ya que en ella planteé el problema de la pobreza, el caciquismo, el desarrollo, pero como resulta que no era de obreros marxistas pues algunos ya no la consideraban novela social".

Sampedro llegó a hacer un guión conematográfico para  Berlanga, pero la censura fue implacable y lo echó para atrás. Esa figura de Paula, rodeada de gancheros en el Alto Tajo fue demasiado para un censura franquista que tenía una vara más baja de medir en el cine que en la literatura, a fín de cuentas un entretenimiento de intelectuales. Sampedro tuvo que esperar a la llegada de la democracia para llevar su libro al cine, aunque ya no fue Berlanga el que lo produjo sino Alfonso del Real, un director español que trajo al hijo de Gregory Peck para interpretar el papel de Roy Shannon, un aventurero ex combatiente de la II Guerra Mundial que había acabado en la cuadrilla de Gancheros.

Esa primera edición de 1961, sacada por Aguilar, no funcionó mal pero tampoco fue un éxito como el Viaje a la Alcarria de Cela o la Familia Pacual Duarte. Y no fue hasta la tercera edición, sacada por Alfaguara en 1982, cuando cosechó un triunfo popular. Sampedro corrigió el libro e incluso suprimió el último capítulo. Con su habitual modestia, lo achacaba al fenómeno de la televisión: "Chico, empecé a salir en la tele y eso fue definitivo", me confesó ese día en la plaza de Peralejos.

El triunfo de "Octubre, Octubre", había hecho de Sampedro un escritor de multitudes. Y por eso se reeditó en 1982 "El río que nos lleva", una obra por la que me consta sentía un cariño muy especial, algo parecido a lo que tenía Camilo José Cela por su "Viaje a la Alcarria", otro libro de juventud.

Se puede decir, por tanto, que ese acto en Peralejos de las Truchas, en 1984, fue el primer homenaje oficial que se le tributó en Guadalajara a Sampedro, aunque la Diputación ya había editado una edición autógrafa del libro. Ese día llegaron a Peralejos en tropel todos los políticos de Guadalajara, desde el presidente en funciones de la Diputacíon, José María Bris, a los dirigentes socialistas de la época, Javier der Irízar y Javier López. Faltó José Bono, porque su mujer estaba en los últimos días de gestación y las carreteras hasta Peralejos no estaban para una urgencia.

La Junta pagó medio millón de pesetas de la época en una fiesta a la que no le faltó de nada: piragüismo,escalada, moto-cross, conciertos y vaquillas. No se me olvidará una escena digna de una película de su amigo Berlanga: Un destartalado camión, que hacía las veces de tarima para el acto oficial y de palco para la posterior suelta de vaquillas. Las autoridades flanqueaban a José Luis Sampedro, pertrechados de mazos de folios para los discursos, pero la megafonía falló y todo lo que se dijo allí fue inaudible. La situación acabó cansando a la chiquillería, que deseosa de que empezara la suelta de vaquillas, se lió a tirar petardos. José Luis Sampedro, lejos de enfadarse, se partía de risa con la escena. Le entregaron una estatuilla con la imagen de un ganchero, obra de un artista de la localidad, Megino, y a partir de entonces recuperó su relación con Guadalajara. Vinieron las distinciones y los honores, que Sampedro aceptó con tanto agrado como modestia. Descanse en paz.

Plano que se incluía en la primera edición de "El río que nos lleva", de 1961. Aguilar.

 

Pinche en la página para leer la entrevista de Santiago Barra publicada en "Flores y Abejas"

entrevista sampedro

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