El lenguaje simbólico, ilustrativo y sensual de Ana Oniria Rodríguez irrumpe en la Sala de Arte de Valdeluz.
Los espacios sugerentes del pintor metafísico Giorgio De Chirico en los que el espectador es quien da el sentido último a la representación. La ornamentación e intensidad sensual de la obra simbólica de Gustav Klimt. O las mujeres robustas, jóvenes y saludables ataviadas con túnicas de la pintura decorativa de Alfons Mucha. Son las influencias que asoman en la obra de Ana Oniria Rodríguez, cuyas acuarelas y tintas desbordan de colorido, metáforas y dinamismo las paredes de la Sala de Exposiciones del Centro Cultural ‘Valdeluz’ hasta el próximo 14 de diciembre. En esta última etapa creativa, la autora reivindica la figura anatómica en mundos más oníricos y menos figurativos, más imaginativos y menos realistas. En los que la mancha concede el volumen y la línea perfila las formas.
Nacida hace 38 años en Barakaldo (Vizcaya), Ana Oniria Rodríguez, esta artista pictórica residente en Valdeluz se dedica en la actualidad a la docencia, “una parcela que es absolutamente vocacional”. Da clases de pintura a cerca de 80 alumnos en los Centros de Día del Alamín, La Rosaleda y ‘Manolito Taberné’ de Guadalajara, el Centro de Mayores de Cabanillas del Campo y el Centro de Día ‘Las Fuentes’ de Marchamalo. Esta faceta le ha permitido tener más tiempo para la pintura. Después de un año y medio en el ostracismo, volver a recuperar esta actividad junto a personas a las que les encanta este arte, a coger los pinceles y oler los óleos, ha sido una “experiencia balsámica”. “Como volver a dar vida a algo que creía muerto”, asegura.