El poeta y esritor Juan Pablo Mañueco escribe el siguiente poema al Sábado Santo, y otro al Cristo del Amor y de la Paz.
DIOS BENDIGA A DIOS
(Poema del Sábado Santo)
Dios se nos ha muerto hoy
en este Sábado Santo.
Que Dios bendiga al buen Dios,
por él entono mi canto.
Tres cuerpos, un solo Dios.
De espíritu sacrosanto.
Espíritu, el del amor,
es el de quien puede tanto.
Misma sustancia, el Señor.
Tres formas bajo ese manto.
Y ninguna es la mayor:
todas valen tanto y tanto.
Tres materias; solo Dios.
Es el trinitario estado.
Y es Dios, nuestro Salvador,
modo del cielo bajado,
el que el humano interior,
más adentro ha igualado.
Que Dios bendiga al buen Dios
en este Sábado Santo,
en que un cuerpo en dolor
su espíritu ha exhalado,
para seguir siendo Dios
a sí mismo retornado.
Luego que el cuerpo de Dios
de la muerte regresara,
también yo le pido a Dios,
bendiga a Guadalajara.
¡Y luego el cuerpo de Dios
de la muerte regresara,
igual yo le pido a Dios
bendiga a Guadalajara!
Juan Pablo Mañueco
EL CRISTO DEL AMOR Y DE LA PAZ,
mañana del Viernes Santo, 14-4-17
Madera de nogal gualda
sobre un leño grueso negro.
Pecho roto por lanzada
lacerado todo el cuerpo.
La cabeza ya inclinada,
como quien ha entrado en sueño,
el alma lleva exhalada
fuera del poder del leño.
¡Oh, Jesús de la mañana.
Oh, Jesús el nazareno.
Tus velones no se apagan.
Como si no hubieras muerto!
¡Oh, Jesús de la mañana.
Oh, Jesús el nazareno.
Tus velones no se apagan.
Como si no hubieras muerto!
Sobre la cruz una blanca
banda, y un INRI violento.
Manos y pies ya se clavan
a la negrura del leño.
Bajo sus pies, escarlatas
rosas, caídas del leño.
Y más abajo, moradas
violetas, en sueño eterno.
Mas nos falta una guirnalda
para describirlo entero.
que ese pecho y esa espalda
van a despertar del sueño.
¡Oh, Jesús de la mañana.
Oh, Jesús el nazareno.
Tus velones no se apagan.
Como si no hubieras muerto!
¡Oh, Jesús de la mañana.
Oh, Jesús el nazareno.
Tus velones no se apagan.
Como si no hubieras muerto!
Juan Pablo Mañueco
