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Añorando a Buero

Buerto-Antonio-1986Antonio Buero Vallejo, en el Ayuntamiento de Guadalajara, en 1986, con motivo de recibir los máximos honores de la ciudad: la Medalla de Oro de Guadalajara y el título de Hijo Predilecto./ Ayuntamiento de Guadalajara.

El siguiente reportaje aborda la relación entre Buero y Guadalajara, la ciudad en la que el mejor dramaturgo contemporáneo español nació el 29 de septiembre  1916, una relación que siempre se mantuvo encendida. 

Antonio Buero Vallejo, Toni, como le conocían sus amigos de la infancia, está más presente que nunca en Guadalajara. En estos días las instituciones multiplican sus homenajes hacia el escritor que debido a la guerra civil y a sus ideas comunistas rompió su relación con la Guadalajara institucional durante muchos años. Pero Antonio, Don Antonio, Toni, nunca perdió el contacto con la ciudad en la que nació, siempre hubo un familiar al que visitar, un amigo al que ayudar… Una relación entre Buero y Guadalajara que siempre se mantuvo encendida.

 IMG 20160927 183624La casa natal de Buero, decorada para la ocasión, en la calle Miguel Fluiters. Una placa recuerda su nacimiento/ Guadalajara Diario. Buero nació y creció en un piso de la calle Miguel Fluiters, de Guadalajara. Allí vivió momentos muy importantes en su vida: fue donde aprendió a leer y escribir, donde empezó a tener contacto con la lectura a través de la gran biblioteca de su padre y donde conoció a su primer amor. De ella hablaba Buero en el programa "A fondo" de TVE: Él tenía nueve años, ella, que vivía en el balcón de enfrente, siete más o menos, y asegura que “la amé locamente, en silencio” y eso que jamás cruzaron una sola palabra. Tan sólo miradas. Buero habla también en ese programa de su infancia en Guadalajara que define como “corriente” aunque reconoce que era un niño más sensible que el resto.

Sus escenarios de juegos eran La Concordia, San Roque, Cuatro Caminos y el tejar de los Medrano donde se encuentra ahora el colegio Santa Ana. También visitaba con frecuencia la Academia de Ingenieros, su padre era profesor en ella y su tío uno de los responsables. Su contacto con esta institución hizo que le marcase, de forma especial, el incendio que la destruyó y que se produjo en 1924 cuando tenía apenas 8 años.

02 buerovallejo foto s Buero con dos años.Antonio Buero Vallejo soñaba con ser pintor y no escritor pero la educación que recibió de niño fue determinante. Según Jesús Orea, periodista y autor del libro “Buero y Guadalajara”, de próxima edición, a ello ayudó que, desde muy pequeño, Antonio y sus hermanos acudieran la cine y al teatro.  Además tenían fácil acceso a la lectura ya que su padre, contaba con una importante biblioteca a la que Antonio Buero y sus hermanos podían acceder sin dificultades. Eso hizo que desde muy joven tuviera contacto con autores como Dumas, Víctor Hugo, Homero o Julio Verne. Por si esto fuera poco con tan sólo nueve años le regalaron un pequeño teatrillo con el que jugaba a inventar historias, una afición que se vio aumentada en los primeros años de instituto cuando conoció a algunos compañeros que compartían esa pasión por inventar historias. Según recoge Luis Iglesias en el libro “Buero antes de Buero” se reunían en casa de uno de ellos y se pasaban días fabricando los personajes y los escenarios antes de hacer las representaciones teatrales. “Le dieron todos los mimbres para ser escritor-señala Orea-  y él tenía las condiciones para aprovecharlo” 

La vida en el Instituto

En esa época había que tener diez años para acceder al instituto y Buero sólo tiene nueve. Apenas le faltan unos días para cumplir los diez por eso su padre solicita una “dispensa de edad” y pide que le dejen realizar el examen de ingreso. El 30 de septiembre, un día después de su cumpleaños, realiza el examen. Le piden hacer un dictado con un texto de el Quijote en el que se valora la ortografía, preguntas sobre geografía y moral cristiana, hacer una división, que por cierto está mal resuelta, y la lectura de un texto.  El examen, junto al expediente académico completo, es propiedad del Archivo Provincial de Guadalajara aunque está custodiado por el Instituto Brianda de Mendoza.

buero-archivo-instituto Prueba de ingreso de Antonio Buero en el Instituto de Guadalajara. Por entonces acababa de cumplir 10 años y su enseñanza la había recibido de su padre en su casa. El examen escrito constaba de un dictado sobre un texto del Quijote y una división (en ella el niño cometió un error). Se completaba con una prueba oral. Recibió la calificación de apto./ Archivo del Instituto. Buero no fue un estudiante brillante.  La mayoría de sus notas suelen ser aprobados, incluso en alguna ocasión le quedan asignaturas para septiembre, sin embargo, con el paso de los años su rendimiento académico mejora y consigue bastantes sobresalientes sobre todo en las asignaturas que más le gustan: psicología, literatura, algebra, latín, geometría… De algunos de sus profesores guarda un recuerdo especial es el caso de Pedro Serrano, que le daba Literatura, José Albiñana de Latín o Emilio Guinea con el que, al final, tuvo una gran amistad.

Pero si hubo una amistad importante para Buero fue la que mantuvo con el poeta guadalajareño Ramón de Garciasol . Le conoció en su primer año de instituto. En un principio les unió su interés por las mismas cosas y la misma ideología, pero con el paso del tiempo su amistad se volvió inquebrantable.  El propio Buero en el programa “A fondo” de TVE define su amistad como “honda, verdadera y a prueba”. Según Jesús Orea, autor de “Buero y Guadalajara”, “tuvo otros amigos , como José de Juan o Quico Adrados, pero con ninguno le unieron lazos tan fuertes como con Garcíasol”.

Precisamente en su etapa de estudiante en el Instituto, Buero ganó su primer premio de literatura organizado por la Federación Alcarreña de Estudiantes. La obra se titula “El último hombre” en la que el argumento es cómo un autor busca un tema para escribir un cuento. Buero ganó el premio, quedando- según Jesús Orea- en segundo lugar José de Juan y en tercer lugar el que todos creían que iba a ser el ganador, Ramón de Garciasol. Según Luis Iglesias, autor del libro “Buero antes de Buero” el trabajo, de tan sólo seis páginas, fue muy importante para Buero, tanto que lo conservó durante toda su vida.

05 buerovallejo foto s Buero en San Roque con Quico Adrados y uno de sus profesores.En esos años empiezan las inquietudes políticas de Buero,  cada vez es más consciente de estos temas y sus amistades son cada vez más progresistas. En esos años acude a una manifestación del 1 de mayo. Un acto que le costó una buena reprimenda en casa. Fueron los primeros pasos de su compromiso político que le llevó, después, a afiliarse al PCE y a acabar encarcelado y condenado a muerte por sus ideas.

Termina el instituto y a los 18 años Buero se traslada a vivir a Madrid.  Ahí empezará su alejamiento de la ciudad. Su contacto con Guadalajara es cada vez menor, los viajes que realiza son para visitar a su hermano que sigue viviendo aquí. Una vez que su hermano deja Guadalajara Buero sólo mantendrá contacto con la ciudad a través de un grupo de teatro lleno de amigos:  “Antorcha”. 

buero-panelPanel sobre la estrecha relación entre Buero y Antorcha, desde el día de su fundación. Lazos teatrales

“La vinculación entre Antorcha y Buero fue constante durante el franquismo- asegura Jesús Orea- . Dos partes que siempre se apoyaron mutuamente.”

El grupo Antorcha ha dejado documentos importantes de su relación con Buero. “Existe un acta de una reunión celebrada en el año 54. Antorcha acaba de crearse. En ese acta se cuenta cómo Buero, presente en una reunión, les da consejos para poner en marcha la asociación, cómo organizarse… pero además les da unas pautas de cómo hacer teatro. Les cuenta cómo ensayar, cómo elegir las escenografías, los actores… Este acta no sólo da una idea de la unión entre ambos, si no que además es un documento único que sirve para conocer la visión que Buero tenía sobre el teatro”- remarca Orea.

Esa vinculación con Antorcha resistió el paso de los años y se extendió a todos los que fueron presidentes de la agrupación. “Esto es lo que le hace estar presente en Guadalajara durante toda la etapa del franquismo, cuando ya no había grandes vínculos con su familia”-señala Orea. En esos años Antorcha y Buero mantienen una continua y fluida relación a través de cartas. En ellas hablan de todo, invitan a los hijos del dramaturgo a venir a Guadalajara para aprender teatro… le ofrecieron ser presidente de honor de Antorcha… “Él siempre les apoyaba. –señala Orea- Les decía que les ayudaría en lo que le dijeran, apoyos públicos, escritos sobre cualquier cuestión que necesitasen… pero huía de los actos públicos y protocolarios”. Finalmente, la agrupación logró agradecerle todo lo que había hecho por ellos y al final de la vida de Buero, cuando tenía 70 años, le entregaron la Insignia de Oro de Antorcha. Los miembros de Antorcha acudieron al Centro Cultural de la Villa donde se representaba la obra  “Las trampas del azar”, e hicieron la entrega en uno de los descansos. “Buero perdió un hijo en un accidente y creo que desde entonces tenía miedo a viajar -indica Jesús Orea- por eso la entrega se hizo en Madrid y no en un acto en Guadalajara”. 

63 buerovallejo foto s 1999. Meses antes de fallecer.Los reconocimientos

En los últimos años del franquismo Antonio Buero Vallejo empieza a ser homenajeado en Guadalajara.

El primer reconocimiento llega en 1969 de manos de la Casa de Guadalajara en Madrid, al acto, en representación del Ayuntamiento acude el teniente-alcalde Agustín de Grandes, actual presidente de la CEOE en Guadalajara.

En 1972 en una jornada de exaltación arriácense se homenajea a Buero. Entre los actos previstos Antorcha representa cinco escenas de algunas de sus obras en el Teatro Coliseo Luengo.

Ya con la democracia llegaron otros muchos reconocimientos: Hijo predilecto de la Ciudad y Medallla de Oro(1986), Medalla de Oro de Castilla-La Mancha (1988), Medalla de Oro de la Provincia (1997), una placa conmemorativa en la casa donde nació, socio de honor de la Biblioteca Pública de Guadalajara…

Además, en Guadalajara, se ha puesto el nombre de Antonio Buero Vallejo a una calle, a un instituto y al teatro de la ciudad.

En febrero de 1995 el periodista Evaristo Olcina realizaba para Guadalajara 2000 una entrevista a Buero. En ella le preguntaba por esos homenajes. Buero reconocía que agradecía esas distinciones  “que habían arreglado algo” la relación entre Buero y la ciudad “porque hubo- señaló el autor- otras primeras tentativas de hacerlo pero fueron rechazadas…por elementos con poder social en la ciudad”.

Sobre si iba a visitar más la ciudad en un futuro Buero aseguraba que no tenía ningún resquemor “lo que pasa- indica en esa entrevista- es que soy un haragán y un sedentario y cada vez me molesta más desplazarme… Me gusta Guadalajara. Si tuviera que vivir allí ahora a lo mejor no me gustaría, no lo sé. Pero mi infancia la recuerdo constelada de vivencias gratísimas, al fin y al cabo es donde yo me he hecho. Todo aquello está lleno de mi primera historia que para mí es importante. Me gusta Guadalajara. Las pocas veces que me han llevado, una vez allí, me lo paso muy bien porque es revivir. Y otra cosa, tampoco olvido nunca comprar los bizcochos borrachos porque me encantan desde pequeño y me siguen pareciendo uno de los dulces más exquisitos del mundo”.

buero-retratoUn dibujo de Buero cuando era niño y que se puede ver en la exposición colgada en el teatro que lleva su nombre. Blanca Calvo tuvo ocasión de compartir una de esas visitas que realizó a Guadalajara. Cuando Buero cumplió 75 años, responsable del Patronato de Cultura del Ayuntamiento de la capital le había preparado un homenaje. El acto coincidió con el mandato de Blanca Calvo como alcaldesa “recuerdo que se alojaron en el Hotel Infante, que estaba recién abierto. Hizo días muy fríos y Buero comentaba que estaba pasando bastante frío y que para ir al baño tenía que ponerse la  gabardina con que todos le conocíamos. Era un gran conversador y lo pasamos muy bien. Acudió acompañado de su biógrafo Luis Iglesias que como le conocía bien sabía como provocarlo y le pidió que diese su opinión sobre The Beatles… Fue la primera vez que le oí decir una palabra malsonante. The Beatles no le gustaban nada…”

Durante su estancia, Buero pidió visitar el Panteón de la Duquesa de Sevillano ya que lo recordaba de su infancia y preguntó por un pequeño quiosco japonés que aseguraba haber conocido dentro del recinto cuando era niño, pero las monjas no supieron a que sé refería . “Incluso nos lo dibujó- señala Blanca Calvo- y nos dijo que en muchas ocasiones le venía a la memoria cuando necesitaba inspirarse”.

Buero volvió otra vez a Guadalajara en 1992 , en el primer Maratón de Cuentos. Esa vez estaba acompañado de otros grandes escritores como Ramón de Garciasol y José Luis Sampedro. En ambas ocasiones se llevó bizcochos borrachos de Guajardo.

Su última visita fue en 1997 para recibir la Medalla de Oro de la Provincia. Ese día, según el libro “Regreso a Buero Vallejo” editado por el Ayuntamiento de Guadalajara y el bisemanario Guadalajara 2000, Victoria Rodríguez, su mujer, le preguntó si le gustaría regresar y volver a vivir en Guadalajara. El contestó “es posible”, sin embargo, el deterioro que sufrió por su enfermedad lo hizo imposible.

De momento tenemos un instituto, una calle, un teatro …y multitud de obras para recordarlo.

 

 

 

 

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