Bardales, calle Melancolía

Bardales-calle-nuevo La señora Luisa, “la Luisa”, apoya la espalda en el muro de bloques de hormigón que sirve de cierre al solar que hay en la Plaza de Prim. Aunque estamos en julio y son las 6 de la tarde dice que el calor que desprenden los ladrillos le viene muy bien para la espalda . “Me pongo aquí diez minutos y me va fenomenal”- asegura. Y es que los años, ya tiene más de 80, no perdonan y se ensañan sobre todo con sus huesos. La maldita artrosis.

Una artrosis que está en la espalda de La Luisa y en las paredes de la calle en la que lleva viviendo desde los años 50. La calle Bardales.

 

 

 “Es una pena- dice La Luisa- la calle está muertecita” Y ella lo sabe bien porque ha visto cómo han ido transformándose los comercios de la zona hasta quedar, en muchos casos, en la nada. Locales cerrados, abandonados a su suerte y en los que en breve, por si faltaba algo, llegará una vez más la temida piqueta. Será en el edificio donde se ubicaba Marián, quizá la primera tienda gourmet de Guadalajara, donde igual se vendían embutidos, que las mejores legumbres, pasteles o bacalao. Un bacalao “buenísimo” dice la señora Luisa, que recuerda lo fácil que era hace unos años –muchos ya- hacer la compra en la calle Bardales. Una enfermedad obligó a los dueños de Marián a cerrar la tienda. Fue el primer cerrojazo que no tuvo marcha atrás y será también el primer edificio de la calle que será derribado porque no ha conseguido pasar la Inspección Técnica de Edificios.

Los de la zona ya lo saben.

Dicen que lo tirarán en julio o agosto.

bardales1En la calle apenas quedan vecinos, junto a la señora Luisa, hay varios más en las viviendas ubicadas encima del restaurante “El Figón” y también al final de la calle, en las viviendas que dan a la Plaza del Concejo. Y es que con los años se ha hecho difícil vivir allí. La señora Luisa dice que siempre ha dormido bien y eso que su ventana da a esa calle. Conciliar el sueño antes era más fácil por que los bares no cerraban tan tarde “pero desde que llegaron los pubs- dice- es más difícil, están abiertos hasta las 5 de la mañana y como dentro no se puede fumar…” Ella lo soluciona con una pastilla que le ha mandado el médico.

Si conciliar el sueño es difícil tampoco es fácil el tema de la compra. En esa calle ha habido de todo, además de Marián, convivieron pescaderías, carnicerías, la panadería de la Tahona, que tenía uno de los mejores hornos de Guadalajara… y ahora sólo queda Mercadona, en la calle Capitán Arenas, y el Mercado de Abastos. La señora Luisa no tiene problemas porque le ayudan sus hijos y si le falta algo se va hasta el mercado “dando un paseo”.

Al ruido y la falta de comercios se une el mal estado de los edificios. La mayoría de ellos, muy antiguos, son de propietarios que hace tiempo tiraron la toalla de la remodelación. En algunos, los menos, se hacen reformillas para ir tirando, como en “La Volvoreta” uno de los locales incombustibles, pero otros están abandonados a su suerte y la suerte en esta calle tan antigua, de traza medieval, no está de cara.

Bardales-03Plaza de San Esteban.Pero los que viven allí se quejan de algo más: los problemas de higiene. La antigüedad de los edificios hace que haya más roedores de los que les gustaría, muchas palomas que ensucian el suelo, moscas, una calle estrecha demasiado sucia… “Antes de las elecciones les teníamos que llamar de vez en cuando pero ahora todos los días la limpian” – dice María Luisa, propietaria de “El Figón”- “Aunque también hemos pedido que nos pongan una farola en la Plaza y no nos hacen caso”.

Se quejan también de los saneamientos y de hecho han pedido reformas para mejorar la salubridad de la calle pero de momento no llegan. El alcalde, Antonio Román, habló de una reforma en la calle Bardales al inaugurar la obra del Eje Cultural. Desde entonces nada se ha sabido. 

bardales-casa-victorCasa Victor,. un cierre muy sentido en Bardales.El cierre de Casa Víctor

La señora Luisa recuerda con nostalgia los años en los que Bardales era la calle con más movimiento de Guadalajara. Por allí bajaban desde el Alamín y otros barrios para llegar hasta el mercado y la calle estaba llena de vida, para ella “la mejor época fue cuando pasaba mucha gente y traían hasta música”

María Luisa, de El Figón también recuerda con nostalgia los buenos tiempos de la calle. “Marián y la tienda de muebles eran muy importantes –dice- y, lo peor –reconoce-  fue el cierre de Casa Víctor”.

El día que se cerró empezó la decadencia de Bardales. En eso todos coinciden: La señora Luisa, María Luisa, y también Fabián del bar “Y Primavera”.

El carisma de “los Vitines” (los dueños de Casa Víctor) y la calidad de su cocina daban mucho movimiento a la calle Bardales y su cierre por jubilación en 2007, coincidiendo, además, con el inicio de la crisis, se hizo notar.

Para la dueña de “El Figón” aunque Casa Víctor y ellos no tenían la misma clientela se complementaban y las cosas iban bien. Desde su cierre ha habido varios intentos de ponerlo en marcha, el último en septiembre de 2012 convertido en arrocería valenciana. Pero no funcionó y en mayo de 2013 echó el cierre.

Y ahí sigue, a la venta en internet .

“Lo han intentado, pero no era lo mismo. No era Víctor” –sentencia la señora Luisa.

bardales-criollaLa Criolla, el último en cerrar aunque parece que abrirá tras el veranbo con otro propietario. Ahora le ha tocado el turno a “La Criolla”. Otro de los legendarios ha sido el último local en cerrar sus puertas en Bardales. Lo hacía a finales de junio y aunque se especula con que ha habido algún problema administrativo que ha llevado a su cierre, lo cierto es que en septiembre, de nuevo, y con otros responsables, abrirá sus puertas.

“La Volvoreta” y “El Figón” son dos de los que de momento resisten. María Luisa se niega a tirar la toalla aunque reconoce que del espíritu de la calle Bardales queda poco. “Llevamos con la crisis desde el año 2007 pero yo quiero aguantar hasta que me jubile”. Su clientela es la de siempre, “vienen los hijos de los antiguos clientes y los fines de semana, llenamos”. “El Figón”, que destaca por su cocina tradicional, tuvo que cerrar hace años su terraza interior por un problema de acceso. Ahora lo suple con una terraza en la plaza de Prim. Aunque María Luisa está dispuesta a aguantar el tiempo que haga falta, es sincera y reconoce que, ahora mismo, no ve solución a la agonía de la calle. “La gente protesta porque no hay aparcamientos pero yo creo que hay de sobra. El problema es que nos gusta llegar en coche hasta la puerta. Otro problema es que por aquí vive gente mayor y la gente mayor ya no sale a beber o a comer y la gente joven, que sí lo hace, vive en los barrios nuevos”. 

Nuevos tiempos. Nuevas apuestas

Y frente a los de siempre, surgen nuevas propuestas. “Perdigacho” es de los pocos locales de la calle que funciona sin problemas pero en generalel espíritu de Bardales se escapa del estrecho callejón en dirección a las calles aledañas donde surgen nuevos negocios que sí consiguen atrapar clientela.

Bardales-05Plaza de Prim.“Y Primavera” es uno de los que más éxito tiene: admite perros, tiene una decoración juvenil, variada y divertida en la que incluso se reciclan muebles viejos y recibe grandes elogios por sus tapas.

Otro de los que tiene tirón es “Porta Gayola”, sobre todo, su terraza interior en la que incluso se puede fumar, o “Aurum Grastrobar” con una cocina más innovadora.

Y ahí siguen, cada uno en su lucha diaria.  Un afán que les ha llevado a dejar en segundo plano un proyecto que nació hace un año con la intención de devolver a Bardales su espíritu perdido. Lo llamaron “I love Bardales” y nació con la intención de ser el foco de ocio de la ciudad. Arrancaron con ideas imaginativas pero desde principios de año, tras su programación de Navidad, en la que hubo un completo programa, la actividad se ha ido ralentizando hasta casi desaparecer.  Algunos se quejan de esa falta de actividad, otros seguramente ni la necesitan.

Fabián, el portavoz de la asociación, asegura que el 22 de julio, coincidiendo con Santa Marta, volverán a hacer la carrera con bandejas, uno de los actos estrella en el inicio de la asociación pero de momento solo es un proyecto.

Quizá con “I love Bardales” pase como con “Casa Víctor” que lo intentan pero no es lo mismo, porque el espíritu Bardales, sigue lento e inexorable, escapándose por sus grietas.

La calle Bardales a través del tiempo

En una acera…

Bardales-10Plaza de López deHaro.Y Primavera: El edificio donde actualmente se encuentra el bar … Y Primavera fue hace muchos años el Convento San Esteban. Más tarde, fue usado como almacén para guardar la leña de la panadería La Tahona. Años después fue la sede de una tapicería y por último, Las Palmeras, negocio que permaneció abierto durante más de treinta años.

La Tahona: Desde siempre ha sido una panadería, en la que había un horno giratorio, donde los lugareños acudían a hornear carnes y bollos.

Urban: La última incorporación a la vida nocturna de la calle Bardales toma el relevo al Kripton. Anteriormente, sus muros acogieron una zapatería en la que se hacían zapatos a medida llamada “Zapatería del Sr. Luis”. Después hubo una tiendecita en la que se vendía ropa para mujeres y tenían una máquina para hacer punto. Más tarde hubo una zapatería, después una frutería y un dispensario de miel…

Volvoreta: Primero fue una casa, después una panadería. La familia Escribano vendía allí productos como miel y huevos. Por la parte de atrás había una carbonería llamada “Machaquito”.

Bardales-08El Figón, un histórico que aguanta contra viento y marea. Local entre Volvoreta y Mariam: Aquí hubo una zapatería, una tienda de cuadros llamada “Timo”, una tienda de retales regentada por una señora entrañable llamada Mila, que permaneció muchos años en la calle. En los últimos años, ha sido una tiendecita de ropa llamada Sugar y una zapatería.

Marián: Durante muchos años, en Marián se podían adquirir los productos más exquisitos de la ciudad. Anteriormente fue una salchichería llamada “Ramiro”.

Perdigacho: Antes de que Mari Ángeles y Julián pusieran El Perdigacho, esta esquina se llamó El Pibe, el 22 de enero, El Condado…, también hubo un bazar de dos plantas y una tienda de comestibles, así como una taberna.

Casa Víctor: Desde 1939 fue uno de los restaurantes con más tradición de la ciudad. Sus callos caseros tenían muy buena fama.

Arcadia: en este local hubo varios bares, siendo el último “El Callejón”. Hace años había una carnicería llamada “Carnicería David”. También hubo dos zapateros.

Y en la de enfrente…

Durante muchos años, hubo una pescadería que se llamaba “Pescadería Manolo”. Más adelante, estaba la “Cacharrería del Sr. Miguel”.

En la puerta pequeñita, un pintor guardaba sus cosas

En el número tres, había viviendas. En el patio había un alabardero y en una de las viviendas, una señora hacía fajas.

La Criolla. Fue una taberna que regentó la familia Marían. Más tarde, se servían raciones y se jugaba a las cartas.

Muebles: Antes de ser una de las tiendas de muebles más importante de Guadalajara, acogió viviendas, un colegio y un escayolista.

El Figón: Antes de ser El Figón, fue “La tabernilla del tío Amalio”, también hubo una bollería, una tienda de ultramarinos y comestibles

Solar (Da a Plaza Prim): Fue un estanco, una sala de fiestas, una fábrica de quesos a cuyas puertas la gente hacía largas filas para comprar requesón… 

(Datos facilitados por Cristina Toledano)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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